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“No es cierto que la industria inmobiliaria sea un sector voraz”

Constanza Pérez-Cueto V.
La Tercera

Líder del gremio inmobiliario reconoce que algunas iniciativas podrían generar externalidades negativas, pero hace un llamado a resolver los problemas en conjunto con las comunidades.

‘Llevamos un año trabajando para ponernos de acuerdo en esta visión y hoy todos los participantes vemos la necesidad de que la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), salga a decir que no es cierto que la industria inmobiliaria sea una industria voraz’. El presidente de ADI, Mauricio Varela -también gerente general de Empresas Socovesa- sale al paso de los cuestionamientos que el sector ha sufrido en el último tiempo. Si bien es crítico con su misma industria, reconociendo que ha habido desarrollos que han generado inconvenientes, pone en discusión otras problemáticas, como la que llama ‘elitización’ de la ciudad.

¿Cómo miran el conflicto actual del sector inmobiliario?

Los desarrolladores tienen que estar muy abiertos a dialogar con las comunidades. Parte de los conflictos se explican porque los desarrolladores hacen caso omiso a lo que está pasando con la comunidad.

¿Qué plantea la ADI?

Que tenemos que fortalecer la capacidad para establecer lazos con todos los skateholders. Lo otro es la fortaleza que deben tener los permisos de edificación. Tiene que haber un equilibrio entre ambos mundos. Para cualquier industria es importante que existan certezas.

En ese caso, ¿es positivo que los tribunales puedan anular permisos de edificación?

Eso no es algo que estemos discutiendo. El que los permisos estén siendo bien otorgados es lo relevante y ahí hay un rol de los desarrolladores y de las instancias que participan, como las Direcciones de Obras Municipales o las seremis de Vivienda. Pero, al hablar en abstracto de un permiso mal otorgado, es razonable que un tribunal pueda hacer un dictamen, aunque en Chile el grueso de los permisos están bien concedidos.

¿Cómo ven a las comunidades?

Son un actor que siempre ha estado, pero ahora tiene más relevancia. Una lección para la industria es que tenemos que considerarlas, absolutamente, desde el principio para explicarles el proyecto. Con eso ganan no sólo legalidad sino legitimidad.

¿Cuál es el llamado en ese caso?

El llamado es a bajar los decibeles. Salirnos de los matinales donde los inmobiliarios y el mundo privado no tienen nada que hacer, sino que discutir en los lugares correspondientes.

Como sector, ¿interiorizaron tarde esta problemática?

Esto ha estado siempre, pero hay una transformación en la sociedad que la hace más consciente y empoderada. Las empresas hemos tenido que incorporarla a esta discusión que era más bien técnica.

¿Esto se generó por un mal desarrollo inmobiliario?

Hay dos cosas. Primero, un cambio grande en la industria. El desarrollo se fue desde la periferia hasta el centro de las ciudades. Hoy el 80% de las unidades que se venden son departamentos ubicados en zonas céntricas y sólo el 20% de la venta es en la periferia. Eso hace unos años era el 50% o 60%. El otro tema es que han habido desarrollos que han sido conflictivos. El caso de la hiperdensificación, que es la manera menos peyorativa de referirme a los guetos verticales, es una externalidad negativa de este proceso de densificación. Es un problema.

¿Los ven con malos ojos?

No. Lo vemos como un tipo de proyectos que no se han sabido insertar adecuadamente, buscaron maximizar la capacidad constructiva, pero sin tomar en consideración dónde iban a estar. Si un proyecto es visto como un factor que empeora el entorno, tiene un problema de legitimidad. Eso es algo que las inmobiliarias tendremos que empezar a considerar.

Entonces, ¿el desarrollo inmobilario no ha sido el adecuado?

No lo generalizaría. Hay muchísimos desarrollos positivos.

¿Cuál es el otro extremo de este problema?

Es que no se construya nada, dado a que todos los desarrollos son negativos o producen conflictos. Si no se construye nada nuevo, va a haber poca oferta y los precios subirán. Entonces como hay un riesgo en los guetos verticales, también lo hay en este extremo, que es que la ciudad se ‘elitice’. Esto de congelar también es sinónimo de segregar.

Dados estos problemas, ¿qué se busca?

Aspiramos a que la conversación sea positiva. Estamos dispuestos a conversar con el mundo privado, el público y la sociedad civil. Ahora, hay un tema con todo este proceso de participación de diversos actores, que es la captura de ciertas autoridades y los alcaldes podrían sufrir de esto por parte de ciertos grupos de interés. Nos parece que eso también es un conflicto y lo que buscamos es generar instancias de diálogo para ponerle mayor transparencia. Los medios masivos también están capturados por una visión de ‘frozen city’ de que cualquier desarrollo es negativo, y que lo único que le interesa a la industria es la rentabilidad. Esa es una visión sesgada.